RAÚL DIEZ CANSECO TERRY

Escribe: Raúl Diez Canseco Terry *

La marcha del sábado marca un quiebre en el proceso de consolidación de la oposición democrática. Partidos de diferentes trayectorias, pero, sobre todo, ciudadanos sin pertenencia a partido político alguno, salieron a expresarse pacíficamente en una marcha masiva que reclamaba el fin de este régimen de corrupción y mediocridad que vivimos los peruanos.

Sobre los colores políticos que antaño nos dividieron y no pocas veces nos enfrentaron, primaron mayoritariamente el rojo y blanco de la bandera nacional, simbolizando el mensaje de unidad que animó a quienes nos sumamos a esta marcha que se desarrolló sin protagonismos personalistas, ni discursos, sino con un gesto cívico de compromiso por un bien superior: la necesidad urgente de una salida democrática.

Al verme en la marcha, no pocos ciudadanos me preguntaban sorprendidos: ¿Qué está pasando con Acción Popular? ¿Cómo es posible que algunos de sus congresistas aparezcan como comparsas del poder de turno? ¿Qué van a hacer?

Definitivamente, Acción Popular no es la historia reciente de traición y contubernio que vemos ante el poder de turno. Las acusaciones contra cinco congresistas deben ser esclarecidas en el Ministerio Público. Si el partido no ha tomado la decisión de separarlos inmediatamente de la organización política, como correspondería, es porque las autoridades internas que tenemos —democráticamente elegidas hace unos meses— no han sido hasta hoy reconocidas por el JNE.

Hace dos semanas, en esta misma columna, hacíamos referencia a la escuela de Belaunde. Además de enseñarnos que debíamos estudiar al Perú para gobernarlo, los verdaderos acciopopulistas defendemos la democracia y la libertad; no la prebenda palaciega.

Belaunde nos dejó como legado su propia vida al servicio del país. Nadie como él para decirnos que para ejercer la actividad política hay que tener grandeza moral, amor por el Perú y una visión del desarrollo libre de odios y enfrentamientos entre clases sociales.

En Acción Popular luchamos por un país de bien y de justicia, de solidaridad y búsqueda conjunta del bienestar común, de honestidad e integridad en el Gobierno. El objetivo para los auténticos acciopopulistas es buscar la grandeza del Perú; no la propia.

Los peruanos no hemos votado por este desgobierno, ni por la orfandad de ideas en lo económico, en lo político y en lo social. Menos por la corrupción. Por supuesto que nos duele que algunos miembros de la bancada de Acción Popular presenten un comportamiento contrario a los ideales del partido.

El pueblo quiso que nuestro partido tenga actualmente alcaldes, gobernadores y una bancada en el Congreso de la República, lo que nos compromete a asumir dichos cargos con responsabilidad y patriotismo.

Belaunde no estaba ni a la izquierda ni a la derecha. Era lo que hoy se conoce como un hombre de centro que promovía el cambio, pero un cambio responsable y en democracia.

Si bien en AP las puertas siempre estarán abiertas para quienes compartan nuestros ideales, será mejor para todos que quienes piensen lo contrario usen esas mismas puertas para salir. Así las cosas, lejos de trámites burocráticos ¿qué esperan para irse?

Artículo publicado por el Diario Expreso, edición del 8 de marzo de 2020.

* Primer vicepresidente del Perú (2001-2004) Ex secretario general nacional de Acción Popular.