Perú y la defensa de los valores democráticos en América Latina

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En la reciente sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el Perú ha demostrado una vez más su compromiso con la democracia y los derechos humanos al respaldar con valentía el triunfo en las ánforas de Edmundo González el pasado 28 de julio en Venezuela.

Esta decisión de política internacional no solo reafirma los principios democráticos de nuestro país, sino que también resalta el liderazgo del canciller, Javier González-Olaechea, auténtico representante del tradicional rol que ha tenido la política exterior peruana en organismos multilaterales donde brillaron antes representantes como el historiador Raúl Porras Barrenechea y el diplomático Javier Pérez de Cuéllar.

El Perú por intermedio de su canciller fue el primer país en reconocer oficialmente el triunfo inobjetable de González en Venezuela, seguido por Estados Unidos,  Argentina, Uruguay, Ecuador, Costa Rica, Ecuador, Panamá –12 países hasta el momento, mientras que otros 36 países han pedido que se publiquen las actas–, lo que ha puesto en alto sus valores democráticos.

El rompimiento de relaciones diplomáticas que Venezuela planteó al Perú pinta de cuerpo entero la dictadura de Nicolás Maduro que no piensa en el millón y medio de venezonlanos que existen en nuestro país, ni en los más de 7 millones de sus compatriotas explusados por el regimen de terror que ha impuesto en Venezuela.

El apoyo de nuestro país a la oposición venezolana es una declaración clara de su compromiso con la democracia y los derechos humanos, principios que son esenciales para atraer inversiones y fomentar el desarrollo económico.

Los valores democráticos son fundamentales para el bienestar de una nación, ya que garantizan la libertad de expresión, el respeto a la justicia, así como la participación activa de los ciudadanos en la toma de decisiones.

La situación en Venezuela, donde el pueblo sufre bajo un régimen autoritario, es un recordatorio de lo que puede suceder cuando se erosiona la democracia. El hambre y la miseria en Venezuela son sinónimos de dictadura y falta de libertad.

En contraste, nuestro país, a pesar de sus problemas económicos, disfruta de una libertad que permite a sus ciudadanos expresar sus opiniones sin peligro de persecusión y defender sus derechos con propiedad. Este es un tesoro que debemos valorar y proteger.

«El apoyo de nuestro país a la oposición venezolana es una declaración clara de su compromiso con la democracia y los derechos humanos».

De cara a las próximas elecciones, es crucial que los peruanos nos unamos en la defensa de la democracia. Esto significa que debemos elegir parlamentarios comprometidos con los valores democráticos y la libertad, porque sin libertad, no hay desarrollo.

La democracia, el equilibrio de poderes, la tolerancia, la libertad de pensamiento y acción, son las bases sobre las que se construye una sociedad próspera. Solo a través de inversiones se puede generar empleo, y con el empleo sano, bien remunerado, se alcanza el desarrollo.

Nuestros padres fundadores de la independencia nos legaron un territorio y un porvenir de esperanza. Nos corresponde a nosotros educar a nuestros pueblos, generar las condiciones para el crecimiento económico y desarrollo de todos, y fortalecer nuestra democracia para evitar que el Perú caiga en situaciones de autoritarismo similares a las que enfrenta Venezuela.

La defensa de los valores democráticos no solo es un deber cívico, sino también una estrategia para asegurar un futuro de prosperidad y desarrollo para todos los peruanos.

Publicado en Expreso, martes 6 de agosto de 2024.

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Categorías: Columna de Opinión
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