La situación política que vive el país no da para más. Si fuéramos una nave, estaríamos al garete, con el agua superando el punto de flotación y con un capitán que no sabe qué hacer y que no tiene idea de cómo llevarnos a puerto seguro. Cuatro gabinetes en apenas seis meses de Gobierno indica que ha llegado la hora de lanzar el S.O.S. de emergencia y auxilio.
A estas alturas no se puede poner como excusa la falta de preparación. No es que alguien requiera haber estudiado un doctorado para ser presidente de la República. No existe ese programa de estudios. Se requiere, sobre todo, sentido común, equipo de gobierno y objetivos claros. Todo lo que el actual régimen se empeña en tirar por la borda. No se puede gobernar con un poder en la sombra, con asesores en confabulación, que pervierten el ejercicio democrático del poder. ¿Se dará cuenta el presidente que siendo él el principal problema es también la solución?
Sin conducción, la confianza ciudadana y empresarial —base de la recuperación económica— se desvanece. Y sin liderazgo, no hay forma de convocar o generar nuevas inversiones. Todo lo contrario, esta se ahuyenta. Más de 18 mil millones de dólares han fugado al exterior en el 2021, la cifra más alta en los últimos 50 años, según el BCR. 3,369 obras públicas por un total de 22 mil millones de soles están paralizadas por incapacidad técnica o funcional o por procesos de corrupción. Se espera desde el Ejecutivo una norma para destrabar este flujo de inversión, pero hasta la fecha nada.
El riesgo-país fluctúa nerviosamente y las perspectivas de crecimiento para este año avizoran un magro 3%, cuando podríamos crecer tranquilamente 5%, 6% o más debido al buen momento del precio de los metales, especialmente del cobre. Pero, en lugar de apuntalar las fortalezas económicas del país las debilitamos cuando el nuevo jefe del gabinete insiste en convocar a una asamblea constituyente, tema que solo interesa al 8% de los ciudadanos, preocupados más bien por la lucha contra la delincuencia y la inseguridad ciudadana (54%), la generación de empleo, la reactivación económica (46%), y la lucha contra la corrupción (44%).
Mientras los organismos del Estado sigan siendo copados por personal incompetente será muy difícil avanzar en la dirección correcta. El cambio de gabinete ha sido nefasto; en lugar de amainar las aguas las ha encrespado más con lo que se agotan las oportunidades para redireccionar el país. Si el Gobierno sigue pensando en el sector público como si fuera una agencia de empleo partidaria, el peligro evidente es no solo precarizar el Estado, sino destruirlo.
El país no da para más. Estamos ante un Gobierno que parece hundirse extraviado por no encontrar la senda de crecimiento y competitividad global. Tenemos seis meses de vivir en crisis permanente, lo que hace que todos los peruanos nos preguntemos: ¿Y dónde está el piloto? El Gobierno no tiene otra salida. El S.O.S. se ha activado. No le queda más que cambiar o sucumbir.
Fuente: Diario Expreso