El Perú está en una encrucijada más grave de lo que muchos se pueden imaginar. Estamos a menos de dos años de las elecciones presidenciales y congresales, que no son una más, sino las que definirán el futuro del país, donde hemos visto que la pobreza, lejos de disminuir, ha vuelto a aumentar.
Los servicios básicos de la población no están al nivel de la exigencia de nuestros pueblos. La delincuencia y las extorsiones a pequeños propietarios, lamentablemente, han aumentado. Los valores, que son lo más preciado de un país, se están perdiendo, y la esperanza de un futuro mejor para los jóvenes está cada día más lejana.
Es momento de dejar de lado nuestras discrepancias al interior del partido. Dejémoslas para después de las elecciones porque, imaginémonos que, si estas elecciones no salen bien, no solamente habremos perdido el partido, sino que –lo más grave– habremos perdido el Perú.
En estos tiempos, me ponía a pensar qué nos podría decir el presidente Belaunde si estuviera vivo. Y me acuerdo de su último mensaje en Paseo Colón, antes de su muerte, cuando nos dijo: “Si cumplen sus deberes partidarios y patrióticos, si luchan por la permanente implantación de la democracia, estarán recibiendo desde el más allá el eco de mi voz fraternal y aprobatoria”.
¿Lo estamos haciendo? Para empezar a hacerlo, tenemos que elegir a nuestros mejores candidatos. Dejar fuera a los que no nos quieren y a los que no nos representan. Si algo nos dejó Belaunde es honorabilidad, docencia y decencia, y eso es lo que tiene que ser hoy en día nuestro partido.
Tenemos que respaldar en el Congreso a una auténtica bancada. Y aquellos que no representan nuestros ideales, ellos escogieron su camino. Marquemos nuestra distancia y no cometamos el error de separar o alejar a la gente que tiene ideales y principios, que no los venden en componendas, como Maricarmen Alva.
Es el momento, apreciado secretario general y señor presidente del partido, de poner orden en nuestra casa. Hagamos un paréntesis y presentemos lo mejor. Tenemos por ahora dos posibilidades; una vez que se defina cuál de las dos será la que nos represente, cerremos filas, porque lo que está en juego es el futuro del Perú.
Acción Popular tiene que recobrar esa trayectoria limpia de tres gobiernos –los dos de Fernando Belaunde y el transitorio de Valentín Paniagua, que fue impecable, al igual que la alcaldía de Eduardo Orrego–. Tenemos trayectoria, y cuando uno sale por el Perú, las palabras de “El pueblo lo hizo” retumban en nuestra mente. La gente está esperando. ¿Qué es lo que hace Acción Popular?
Seamos consecuentes con nuestros valores y con nuestros principios. Fíjense cómo se han cambiado de camisetas los parlamentarios en estas elecciones. Debemos recuperar lo que es la doctrina, un compromiso ciudadano. Estamos en el momento preciso para hacerlo.
Invoco a ponernos de acuerdo, a sumar con lo que tenemos hoy en día. Dejemos de una vez por todas en el camino a aquellos que no nos quieren, porque las acciones que han tenido están muy lejos de los valores que Belaunde nos dejó en nuestro partido.
Estamos a puertas de cerrar la fecha definitiva para las inscripciones en las elecciones municipales. No nos equivoquemos. Hay mucha gente buena que está mirando, observando. Imagínense 30 candidatos o más en las presidenciales. Hoy más que nunca, la lampa puede convertirse en ese símbolo de esperanza, de honestidad y desarrollo.
Señores dirigentes de nuestro partido, ustedes tienen la palabra.
Publicado en Expreso, martes 1 de octubre de 2024
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