Fernando Belaunde: Visionario de ayer y siempre

Fernando Belaunde visionario

Más temprano que tarde y cuando el juicio apasionado dé paso a la observación imparcial y la reflexión profunda, el Perú sabrá valorar el papel protagonista en su historia de uno de sus hijos más preclaros: Fernando Belaunde Terry.

Nacido en Lima en 1912, en el seno de una familia profundamente culta y religiosa, desde muy niño experimenta los avatares de la política criolla cuando su padre se ve obligado a abandonar el país durante la dictadura de Augusto B. Leguía.

Por esa particular condición de asilado, Belaunde realiza sus estudios lejos de la patria, en condiciones económicas modestas. La secundaria la realiza en Francia y más tarde se matricula en el Departamento de Arquitectura de la Universidad de Miami, pero se gradúa luego en la Universidad de Texas.

Belaunde regresó al Perú en 1936 y se dedicó de lleno al trabajo profesional y a actividades gremiales. Por esa época impulsó la creación de la Sociedad de Arquitectos, precursora del actual Colegio de Arquitectos, y en 1937 fundó la revista El arquitecto peruano.

Se inició en la cátedra universitaria en 1943 en la Pontificia Universidad Católica del Perú y dos años más tarde se unió al Departamento de Arquitectura de la entonces Escuela de Ingenieros (actual UNI) y posteriormente fue el primer decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Ingeniería.

Fue elegido diputado por Lima en 1945 en la lista del Frente Democrático Nacional, oportunidad que le permitió impulsar uno de sus grandes proyectos habitacionales: la Unidad vecinal N° 3.

En 1956 fue candidato a la presidencia de la República y quedó en segundo lugar, vencido por una amplia alianza política.

Fernando Belaunde visionario

Desde entonces, Belaunde decidió recorrer el país “pueblo por pueblo”, a pie o a lomo de bestia, por carretera, en lancha o en tren. Como producto de esos largos recorridos, de reflexiones profundas que combinarían una visión integral de su época y la del porvenir, más el contacto con la realidad peruana, el hombre y su hábitat, crea “El Perú como doctrina”, fuente ideológica inagotable y generadora de las bases programáticas de Acción Popular, que hoy como ayer se ratifican.

“Una doctrina sin programa es inoperante, un programa sin doctrina es infecundo y efímero”, precisa Belaunde.

En ese sentido, sorprende comprobar que en la actualidad, los puntos cardinales de sus propuestas programáticas aún se mantengan vigentes: restablecimiento del equilibrio hombre-tierra; ir de la improvisación al planeamiento, industrialización acelerada, emancipación de los villorrios, solidaridad por la justicia social, la educación al encuentro el educando, la revolución del crédito y la ocupación plena.

Estos lineamientos programáticos que aplicó Belaunde en dos gobiernos, significaron para el Perú la realización de más de la mitad de los grande s proyectos de irrigación realizados en el siglo XX; la incorporación al agro nacional de dos millones de hectáreas de nuevas tierras para cultivo; la ejecución del 65% de la infraestructura energética del país; la construcción del 35% de la red vial nacional de 70 mil kilómetros; la concreción de los proyectos habitacionales más importantes que se hayan realizado en materia de vivienda.

Son pues, realidades macizas, como moles de concreto armado, mudos testigos de la labor positiva de un estadista y visionario del Perú, intachable como persona, demócrata a carta cabal, principista e inspirador de una doctrina autóctona y que lleva al Perú por dentro.

Tomado de El Fernando Belaunde que conocí. Raúl Diez Canseco Terry, primera edición. Lima, 2008

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3 comentarios para “Fernando Belaunde: Visionario de ayer y siempre

  1. Tuve la suerte de estar junto a el, en la campaña electoral de 1956, pero, solo como simpatizante, aún era menor de edad, pero, para la campaña presidencial de 1962 si fui un activo participante, fui secretario de prensa y propaganda del comité sectoral del pueblo joven » Villa Angélica » del distrito San Martín de Porras, luego secretario de organización del comité distrital hasta que el arquitecto ganó las elecciones presidenciales en el año 1963.

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