EL MOTOR DEL TURISMO

(Desde Santo Domingo) El 25% de las divisas que ingresan a la economía dominicana provienen del sector turismo. Según el Banco Central, República Dominicana recibió antes de la pandemia poco más de 7,500 millones de dólares por turismo, una cifra similar a lo que el Perú exporta en productos agrícolas.

A medida que el mundo empieza a recuperarse de la COVID-19, los Gobiernos abren sus fronteras lentamente para volver a atraer inversiones, promover el turismo y recuperar sus economías. El Perú debe seguir este camino para incorporar la actividad turística como uno de los motores del crecimiento.

Una adecuada gestión sanitaria con medidas de prevención y mitigación han logrado captar la llegada a este país de más de 2 millones 500 mil turistas, de enero a agosto de 2021, superando las cifras de este mismo periodo de 2020. República Dominicana está hoy en plena vacunación de la tercera dosis para los trabajadores del sector turismo. La aplicación de estrictos protocolos especializados, gobierno digital y medidas adecuadas para las zonas turísticas lo ha convertido en un país seguro para los visitantes.

Según la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas (OMT), la llegada de turistas cayó un 74% en 2020 con respecto al 2019 y tuvo pérdidas por 1.3 billones de dólares, lo que representa un retroceso a los niveles de 1990. No es la primera vez que el turismo se enfrenta a una crisis. En Estados Unidos se desplomó tras el ataque del 11 de setiembre de 2001. Lo mismo ocurrió en otras partes del mundo con el virus del SARS en 2003 y la gripe H1N1 en 2008.

La semana pasada, el presidente dominicano, Luis Abinader, anunció un paquete de inversiones en turismo, industria, comercio y zonas francas para el 2022. Nuestro país necesita seguir este ejemplo y reactivar su economía aprovechando su gran riqueza cultural y arquitectónica con planes y políticas que involucren al Estado, a la empresa privada y a los pequeños artesanos de las comunidades.

Invertir en promoción y capacitación es una forma de hacerlo. Pero también en nueva infraestructura turística para revalorar Choquequirao, considerado el nuevo Machu Picchu, que asombrará al mundo. Hace meses presentamos un conjunto de ideas para concretar carreteras que conecten a los pueblos cercanos y obras que deben hacerse vía planes regionales como culminar el teleférico de Kiuñalla (Apurímac) a Choquequirao (Cusco), o construir el aeropuerto de Chinchero para que los turistas vayan directo a esta zona si así lo desean; y un tren de cercanías para conectar Chinchero con Cusco.

Todas estas nuevas inversiones deben ir acompañadas con medidas tributarias promocionales que ayuden a consolidar las nuevas empresas y a crear puestos de trabajo. Según Canatur, el 2020, a nivel nacional 1.5 millones de trabajadores formales se quedaron sin ingresos, 170 mil empresas turísticas cerraron y 20 mil guías turísticos perdieron sus empleos.

El otro beneficio de las nuevas inversiones turísticas es generar una cadena de valor que mueva la construcción, el transporte, los alimentos y servicios conexos en general, dinamizando la economía local. Necesitamos fortalecer nuestra competitividad turística, innovar, introducir nueva tecnología para ofrecer destinos bioseguros y adaptarnos a las necesidades del turista pospandemia. La pandemia truncó el crecimiento del sector; y si queremos retomarlo debemos tomar decisiones hoy.

El actual ministro de Comercio Exterior y Turismo tiene la gran oportunidad de pasar a la historia asumiendo el liderazgo de este importante sector, o morir en el intento. No podemos vivir solo de la exportación de minerales. Tenemos un pasado maravilloso reflejado en obras monumentales que asombran al mundo, una belleza natural que es el deleite de los protectores del medioambiente y una gastronomía que atrapa los paladares más exigentes. Es hora de ponerlas en valor.

Fuente: Diario Expreso

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