Hace una semana fui invitado por el gobierno del presidente Nayib Bukele a exponer en la Primera Conferencia Internacional sobre Estado y Desarrollo (CIED 2024), que reunió a gestores y ex gestores de diversos gobiernos de América Latina; y pude comprobar que lo que viene sucediendo en El Salvador es más que la lucha exitosa contra el crimen organizado. Lo que el joven presidente centroamericano está haciendo es pacificar su país para transformarlo, volverlo atractivo para las inversiones y ser competitivo en el mundo global y tecnologizado que vivimos.
Su política interna acaba de recibir un espaldarazo nada menos que del próximo secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, quien planteó una alianza con algunos gobiernos de América Latina como Argentina, El Salvador, Ecuador, Paraguay, República Dominicana, Perú, Costa Rica y Guyana.
Rubio estuvo el 2023 en el El Salvador y afirmó que lo que vio fue notable. Sin duda, la pacificación, pero también la revolución tecnológica en educación es la base de la nueva sociedad salvadoreña, alineada a Davos (2023), que pronosticó que los puestos de trabajo más demandados serán especialistas en IA y aprendizaje automático, analistas y científicos de datos y especialistas en transformación digital. Todos estos nuevos empleos requieren una nueva educación.
Me sorprendió gratamente escuchar al brillante ministro de Educación salvadoreño, Mauricio Pineda, decir que el próximo año en su país todos los niños de educación básica regular recibirán una tablet y que el 100% de los colegios tendrán internet con línea dedicada. Anunció, además, programas de salud y nutrición escolar para luchar contra la anemia y tener estudiantes con las proteínas suficientes que demanda el estudio competitivo. Cuatro de cada diez menores de cinco años en América Latina sufren deficiencias en vitaminas y minerales, como hierro y yodo, lo que limita su desarrollo
Actualmente, los jóvenes de El Salvador que trabajan de lunes a viernes para mantener a sus familias pueden estudiar los domingos y conseguir su bachillerato escolar. Esta misma modalidad será virtual el próximo año. Es un esfuerzo digno de destacar. Sobre todo, teniendo en cuenta que en nuestros países cuatro de cada diez, no finaliza la educación secundaria, según el BID. Y donde, el 19 % de jóvenes entre 18 a 24 años no asiste a ningún nivel de educación y no ha culminado la secundaria. Los NINIS les dicen porque ni estudian, ni trabajan.
En mi disertación destaqué la necesidad que tenemos en la región de mejorar y expandir la conectividad, ser aliados de las empresas de tecnología y capacitar y empoderar a nuestros maestros para hacer frente a los cambios que ya venimos experimentando.
Los jóvenes son agentes de cambio y bien encaminados pueden ser una fuerza impulsora para la participación ciudadana. La educación debe ayudarlos a desarrollar valores como la honestidad, el respeto, la tolerancia, la solidaridad y la responsabilidad social.
Soy un convencido de que si hacemos bien las cosas, no habrá máquina ni Inteligencia Artificial que reemplace el amor y la inteligencia del ser humano. Mis sinceras felicitaciones al presidente Bukele y a su equipo de colaboradores por la verdadera transformación que está logrando en su país. Un cambio en democracia que ya puede llamarse: El milagro Bukele.
Publicado en Expreso, 10 de diciembre de 2024
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