Somos testigos del duro momento que está viviendo el Perú como consecuencia de los huaicos y las inundaciones que afectan a diversas regiones de nuestro país y son admirables las acciones de ayuda que nuestros compatriotas realizan para con los damnificados.
En medio esta terrible coyuntura pude comprobar una vez más, y con mucha emoción, que el espíritu de la solidaridad vive en el ADN de los emprendedores, en particular de los emprendedores de la USIL.
Desde hace ya dos semanas, alumnos, docentes, personal administrativo, autoridades e incluso los padres de familia respondieron al llamado de la emergencia no solo con donaciones para aliviar en algo las urgentes necesidades de los afectados.
Con gran entusiasmo, emoción y esperanza, participaron de diversas acciones en favor de las personas que lo han perdido todo. Desde cocinar hasta repartir almuerzos; desde recibir las donaciones, hasta clasificarlas y organizarlas para su reparto y tantas otras más.
Queda demostrado así que a las cualidades propias de un emprendedor -convicción, pasión y garra- se suma también la solidaridad. Un buen emprendedor asume con decisión un proyecto de interés colectivo para ayudar a los demás y mejorar el nivel de vida de las personas de su entorno.
Esperamos pues que este espíritu solidario se contagie a todos los peruanos y se mantenga en el tiempo, pues se viene una etapa que demandará mucho esfuerzo y compromiso no solo de nuestras autoridades sino de todos nuestros compatriotas para levantarnos y reconstruir nuestras ciudades y pueblos.
Demostremos al mundo, una vez más, que los peruanos sabemos levantarnos de nuestros momentos más difíciles y ahora más que nunca, demostremos que somos Una Sola Fuerza.
