El proyecto de ley que permite la participación de naves extranjeras en el cabotaje marítimo peruano ha generado un intenso debate sobre sus implicaciones en diversos sectores económicos. Este proyecto, que busca ofrecer alternativas eficientes al transporte terrestre, tiene el potencial de transformar la logística nacional y generar impactos significativos en la economía peruana.
Esta iniciativa, pendiente de una segunda votación en el Congreso, se presenta como una solución para las micro, pequeñas y medianas empresas (Mypes) exportadoras, que representan el corazón del tejido económico peruano, pero que se enfrentan a desafíos logísticos, especialmente en regiones afectadas por desastres naturales y conflictos sociales.
En 2022, las exportaciones peruanas superaron los USD 63 mil millones, con más del 80 % proveniente de las regiones del interior del país. En este punto, hay que precisar que el transporte terrestre actualmente enfrenta altos costos logísticos, agravados por eventos climáticos como el fenómeno El Niño, que interrumpió varias vías nacionales en marzo de 2023.
El impacto económico previsto para el próximo año por El Niño podría equivaler a pérdidas entre los S/ 18.6 millones y los S/ 40 mil millones, especialmente en las regiones de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad y Áncash, que representan el 20 % del empleo formal del país y tienen un alto nivel de pobreza que afecta a más de un millón de personas.
Frente a este tipo de situaciones, el cabotaje es una carretera marítima eficiente, una alternativa que no solo reduce costos, sino que también disminuye la vulnerabilidad ante eventos climáticos adversos.
Según cifras de la Autoridad Portuaria Nacional, en 2022 el tráfico de carga de cabotaje alcanzó las 1,133,434 TM, lo que evidenció un crecimiento del 109 % (+596,555 TM) respecto al total movilizado en 2020.
Es relevante señalar que, en 2022, el 39 % de las exportaciones y el 71 % de las importaciones se realizaron a través de la aduana marítima del Callao, un nodo marítimo vital que conecta las regiones del interior con los mercados internacionales.
Cuando el megapuerto de Chancay inicie operaciones, no solo descongestionará el puerto del Callao, sino que también facilitará el comercio marítimo de cabotaje con otros puertos sudamericanos, reduciendo significativamente los tiempos de travesía marítima entre China, Asia y Sudamérica, convirtiéndose en un hub regional que redistribuirá la carga de Perú, Brasil, Chile, Ecuador y Colombia. Solo las exportaciones brasileñas al país asiático superan los USD 30 mil millones.
La apertura del cabotaje marítimo en Perú permitirá mejorar la eficiencia logística y la competitividad económica del país, así como hacer frente a desafíos naturales y sociales. Para hacer esto realidad, el Estado, el sector privado y la academia deben trabajar de manera colaborativa para establecer reglas que brinden oportunidades equitativas a los empresarios nacionales y extranjeros que inviertan en este sector, y contar con los profesionales y técnicos necesarios para llevar adelante los proyectos de desarrollo que requiere el país.
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