¿Vamos hacia un nuevo paradigma?

Desglobalizacion cambio paradigma Raul Diez Canseco

La crisis del cambio de época: la desglobalización*

Los dos líderes de la economía mundial, Estados Unidos y China, son socios comerciales y económicos de primer orden, pero desde hace años existe una creciente tensión geopolítica en medio de la preocupación planetaria por un conflicto abierto.

En 2021, Estados Unidos exportó bienes a China por US$ 151 442 millones e importó por US$ 504 935 millones desde el mismo país, dando un saldo negativo en su balanza comercial por más de US$ 353 000 millones.

Algunos expertos pronostican que, para el año 2030, China superará a EE. UU. gracias al papel que cumple el Estado a través de las inversiones públicas, el desarrollo de la alta tecnología (sobre todo el hardware, semiconductores y software) y el incremento del consumo interno mediante la creación de nuevos empleos urbanos en el gigante asiático.

De ahí que entre ambos países haya una larga historia de tensiones comerciales. Washington acusa a Beijing de manipular la moneda y mantener un tipo de cambio artificial bajo para favorecer las exportaciones, mientras que Beijing responde que el Gobierno norteamericano mantiene el dólar débil por la política monetaria de la Reserva Federal.

El caos generado por la emergencia mundial de la COVID-19 ocasionó que las relaciones entre Estados Unidos y China volvieran a ser tensas, y ambos gobiernos se acusaron mutuamente del origen y la dispersión del virus, lejos de buscar posibilidades de cooperación para resolver el problema de la pandemia en los niveles nacional, regional y mundial.

¿Cómo ha influido la crisis sanitaria en la integración de las economías y sociedades del mundo? ¿Y qué impacto tendrá en la educación? Pues, lo cierto es que la pandemia acentuó la tendencia de desglobalización en las relaciones internacionales, incluso más que durante los años de la desintegración de la Unión Soviética o la Gran Recesión de 1929.

A finales del primer año de la crisis, una investigación del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos (2020) así lo confirmaba, estimando una desglobalización de entre 7,5% y 8,8%, que fue la mayor variación negativa anual observada en toda la serie del Índice Elcano de Presencia Global, en base al cual se realizan las proyecciones de la entidad.

En el estudio también se hacía referencia a una fuerte contracción de los intercambios blandos (cultura, deportes, educación, turismo, movimientos internacionales de personas, entre otros), que habían sido la punta de lanza de la globalización en los años previos a la llegada de la COVID-19.

«Para varios analistas internacionales, este desacoplamiento económico mundial representa el fin de la globalización iniciada con la gran crisis de 2008, y marcaría el principio del cambio de paradigma».

En 2019, el expresidente Donald Trump llegó a plantear el desacoplamiento de las dos economías mediante la reducción progresiva de la dependencia de EE. UU. de los bienes, servicios y cadenas de suministros vinculados al país asiático.

Esta incertidumbre y falta de claridad generó una pérdida de confianza y la reacción de los mercados. En la guerra comercial, todos pierden. De acuerdo con los cálculos del FMI, las pérdidas por la guerra arancelaria fueron de alrededor de US$ 700 000 millones de dólares solo en 2020. Pese a mantener una estrategia de confrontación con China, en 2021 el intercambio comercial entre ambas naciones llegó a superar los US$ 650 000 millones.

El panorama se complica hoy con la guerra en Ucrania. El impacto económico más inmediato del conflicto ha sido el fuerte incremento de los productos básicos. La guerra también amenaza el suministro de bienes esenciales producidos por Rusia y Ucrania, incluyendo alimentos, energía y fertilizantes. La detención de los envíos de granos a través de los puertos del mar Negro está teniendo consecuencias nefastas para la seguridad alimentaria, principalmente de los países pobres, afirma la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En el caso del Perú, es notoria la escasez de fertilizantes para asegurar la producción agrícola y agropecuaria. Hasta el momento de cerrar este libro, en marzo de 2023, el Gobierno no ha sido capaz de comprar fertilizantes, tras sucesivos procesos de licitación frustrados. La campaña agrícola de octubre a diciembre se inició sin que los fertilizantes llegaran a tiempo para abonar la tierra. Frente a tal realidad, los campesinos disminuyen sus campos de cultivo, lo que supone menos producción y desabastecimiento.

En el frente externo, la guerra en Ucrania ha implicado la confrontación a gran escala entre Occidente y Rusia. Este conflicto armado ha sido considerado por muchos como el último signo de la crisis de la globalización y viene acelerando las decisiones políticas destinadas a gestionar un momento marcado por la implosión del orden global y, en particular, por las políticas de doble circulación, que pretenden separar la economía nacional de la global, protegiendo la primera mientras se extraen oportunidades de beneficio de la segunda.

Por ejemplo, en los debates académicos y políticos suscitados en China se concluye que las relaciones entre las dos más grandes economías del mundo se hallan en una etapa de inflexión que supone el punto final del modelo de globalización liderado por Estados Unidos.

Frente a ello, China ha planteado su modelo de los tres mundos o anillos: el primero, la cooperación e integración con los países de Asia; el segundo, asegurar el suministro de materias primas y la exportación de bienes industriales con las naciones en desarrollo de Asia, África y América Latina, y el tercero, extender sus relaciones con los países industrializados tradicionales de Europa y con Estados Unidos.

Para varios analistas internacionales, este desacoplamiento económico mundial representa el fin de la globalización iniciada con la gran crisis de 2008, y marcaría el principio del cambio de paradigma.

*Tomado del libro “Educación con futuro. Libertad y valores” de Raúl Diez Canseco Terry.

Lea aquí extractos del libro “Educación con Futuro. Libertad y valores«

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