Por Raúl Diez Canseco Terry para Expreso
Después de dos años, los ejecutivos de este país volvimos a encontrarnos en Paracas. La verdad, no fue el mejor escenario. Si bien las mascarillas quedaron atrás, eran evidentes los estragos causados por la pandemia y la crisis institucional expresada en la economía, la política y la sociedad.
El mundo ingresa a una ralentización de la economía y el Perú sinceraba su crecimiento de este año con un PBI de 2.7 % a 3.0 %. Con esas magras cifras el milagro peruano no va más. Necesitamos crecer al menos 7 % para sacar a un millón de compatriotas de la situación de pobreza en la que viven hoy. Como vamos nos tomará 14 años igualar el nivel de nuestro socio en la Alianza del Pacífico: México.
La percepción de los asistentes a la CADE, y de los peruanos en general, es pesimista. 67 % cree que el Perú no avanza. En el campo social, otra encuesta presentada por la exministra de Desarrollo e Inclusión Social, Carolina Trivelli, indicó que el 40 % respondió que al menos no comió un día en la semana del sondeo. Hay hambre en el Perú y, sin embargo, el presupuesto público ha aumentado de manera extraordinaria en los últimos años.
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El exministro de Economía, Waldo Mendoza, nos dijo que los recursos aumentaron al menos 26 veces en los últimos 30 años. Los recursos crecen, pero la población no los siente; ese es un problema. El otro es la incompetencia funcional del Estado. Avanza el empleo informal, el subempleo, pero el empleo formal no se ha movido del 23 %, 24 % histórico.
Estoy de acuerdo con los conferencistas que señalaron que vivimos una crisis de liderazgo. No solo empresarial, sino política. Y no solo en el Perú, sino en el mundo. Sin liderazgo de las autoridades no puede haber buenos resultados. Por otro lado, la ciudadanía está cada vez más empoderada. Y exige servicios públicos de calidad, que el Estado no puede atender.
Moisés Naim, al explicarnos cómo se usa, abusa y se pierde el poder, nos habló de las tres pes: Populismo, Polarización y Posverdad. Los tres jinetes del apocalipsisis político que vive hoy el mundo y que podrían hacer desaparecer la democracia. 70 % de los países tienen actualmente gobiernos autoritarios.
En el Perú, el 50 % de los ciudadanos no se siente representado por algún político. El Estado es percibido como ineficiente y corrupto. No hay confianza. Y sin confianza no hay inversión ni empleo.
Y, sin embargo, hubo momentos en el que los empresarios jugaron un rol destacado frente al Estado, presionando para resolver problemas y avanzar. Sacamos un TLC con Estados Unidos, en la práctica, gracias a una asociación público-privada. Funcionarios de Cancillería y del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo trabajaron de la mano con gremios empresariales. En la pandemia, un grupo de empresarios colaboró en solucionar la falta de oxígeno.
Como preguntó el ex ministro de Economía, Luis Carranza, ¿dónde está hoy la presión del empresariado para hacer que las cosas se realicen? Hay que recordar la frase que nos dejó el presidente del BCR, Julio Velarde: “Sin participación política, no hay solución”.
Eso no significa contagiarnos de “candidatitis”, sino de un llamado a la acción, de aportar soluciones y activar las instituciones para salir de este entrampamiento. El Perú en emergencia, los peruanos en acción, fue el lema de la CADE 2022. Me temo que si no nos ponemos en acción el país se nos puede ir de las manos. No lo podemos permitir. No es lo que hace un emprendedor.