El concepto de apertura comercial y los Tratados de Libre Comercio (TLC), que son los instrumentos más importantes para su aplicación, están muy arraigados a mi persona, tanto por ser economista como por mi condición de empresario que sabe que el comercio está atado a las inversiones y que los acuerdos ayudan a mejorar la competitividad.
Por eso, cuando se dio la feliz coincidencia de ser vicepresidente de la República y titular del sector Turismo y Negociaciones Comerciales Internacionales en 2001, puse en acción ese convencimiento de que, a largo plazo, la apertura de las economías al mundo tiene efectos positivos e importantes en el crecimiento de los países que la adoptan y en su correlato de mayor bienestar de su población.
La concepción que sustentamos en los niveles de decisión del Poder Ejecutivo, fue la de crear un sector promotor, simplificador y facilitador del desarrollo de nuestro comercio exterior y del turismo, articulados de manera eficiente, interna como externamente, para coadyuvar con el desarrollo socioeconómico del país y la generación de mejores condiciones de vida para los peruanos.
En consecuencia, emprender el despegue sostenible del comercio exterior fue el propósito primordial que nos motivó a crear una institución nacional que unificara los esfuerzos aislados que se venían haciendo hasta julio de 2001 (recursos económicos para promover el Perú en el exterior, organización y focalización de la gestión de la actividad turística).
Como organismo del Poder Ejecutivo, el cometido del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) es el de promover la competitividad de las empresas vinculadas al comercio exterior y la industria turística. También el de cuidar la optimización de las condiciones de acceso de nuestros bienes y servicios en los mercados internacionales.
Pese a las resistencias al cambio, las nuevas políticas y estrategias comerciales que se proponían ganaban terreno. Así, a comienzos del decenio, los procesos de liberación se revitalizaban, la integración económica emergía como importante instrumento para impulsar el desarrollo y profundizar el libre comercio de cara a una inserción mundial más eficiente y productiva.
Entonces, el objetivo central que se propuso el sector Comercio Exterior fue promover y asegurar mejores condiciones de acceso de nuestras exportaciones en los mercados mundiales y la defensa de nuestros intereses en el marco de las negociaciones comerciales internacionales.
Tomado de Gestión de Estado. Raúl Diez Canseco Terry, Universidad San Ignacio de Loyola, Lima, 2010.